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domingo, 28 de febrero de 2010

FEBRERO

Pablo Morales Febrero…
Traslucido y pálido
En donde los amantes, se ven en uno
Y las tarjetitas de te amo se intercambian
Por pedazos de ropa y ocasos de ayuno

Yo siendo ya un animal cazado
Con heridas en mi costado
Y sin ganas de correr desnudo
Me he fabricado un estado soberano
De sus manos sobre mis manos

Yo
Que soy tan voluble
A lo que ellas quieran dar
Que soy tan hipócrita
Que apenas y aprendo amar
He plantado su bandera de conquista
En mi luna…

Y así de tachón y borrador
Escribo versos sin rima
Tropiezo en el mundo de ciegos
Presiento este mes tan diferente
Con una sonrisa automatizada
con su blusa en mis dientes…
y su cadera arrimada a mi vientre
este febrero puede durar hasta diciembre….

MORALES 2010

domingo, 7 de febrero de 2010

EL DEMONIO DE SAN JUAN CHIQUITO PARTE 1


Jose Pablo Morales Morales


CAPITULO 1

HECHOS

La mañana del 29 de noviembre fue diferente en el pequeño pueblo de San Juan Chiquito, el viento era más frío de lo normal, la tierra parecía sudar y estar cansada, la gente corría montaña arriba vociferando-Han matado al viejo Ramón, han matado al viejo Ramón-, todos habían dejado de hacer sus oficios cotidianos, solo por ir a la casa del viejo, claro un asesinato era una noticia nueva e interesante en el pueblo, que normalmente lo más extraño que alteraba su estilo de vida era el robo de ganado o algún que otro incendio malintencionado;

pero la noticia de un asesinato era algo que perturbaba a los pueblerinos y les hacia evaporar su curiosa morbosidad…

Yo me había levantado temprano como siempre, reordenado mi pequeño cuarto, y bajado a la cocina de Doña Marta a tomar el café con su pan casero, mi rutina recién adquirida se vio quebrada en mil pedazos cuando un chiquillo con pantalones por la rodilla y camisa remendada grito desde la puerta

-Doña Marta el Diablo mato al Viejo Ramón-

-¿Qué dices mocoso? , deje de llamar al pizuicas, vaya venda esas flores que a su mama bien que le hace falta la platita

-No es enserio, lo digo por esta cruz que llevo aquí, Venancio el lechero bajo corriendo de la montaña con la cara de gato asustado gritando que a Ramón se lo había comido el diablo.

-¡Dios Santo! exclamo la mujer exageradamente. Mientras se quitaba el delantal y salía a la calle a preguntar la noticia.

-Usted es el nuevo policía verdad- me dijo el niño acercándose a mi mesa

-Pues si algo así-le conteste

-Entonces que hace aquí vaya a atrapar al Diablo antes de que se coma alguien más-me dijo avispadamente el menor

Me incline hacia el terminado el café y le dije

-El diablo no come hombres, solo los pierde y si comiera hombres creo que preferiría a los niños mentirosos que son más fáciles de atrapar y masticar.

No había terminado mi perversa actitud con el niño cuando Doña Marta entro agitadísima pidiéndome con cierta sutileza que saliera del local, me levante lleno de pereza, la vida tranquila que tanto deseaba parecía que acababa de terminar, encendí un cigarro mientras veía como aceleradamente Doña Marta cerraba con un pequeño candado su puesto y corría hacia un tumulto de gente en un camión, todos iban a ver al cadáver.

Mi deber era obvio, tenía que subir a la tan nombrada casa, no quedaba otra, mi escepticismo sobre la situación no me libraba de mi obligación de ir a ver lo que sucedía, aunque he de confesar que también tenía curiosidad, mientras subía el empinado camino Pedroso veía como los pueblerinos se armaban con lo que fuera, algunos con palas, ramas de árboles, trastes viejos, escobas, hasta los más pequeños se agachaban para recoger piedras para sus resorteras, -yo voy a pegarle esta piedrota en la cabeza al diablo- decía uno con la cara sucia,- con una no basta- gritaba uno mayor desde la cuneta llena de barro- tenemos que pegarle los tres al mismo tiempo-termino un tercero; habían pasado aproximadamente veinte minutos desde la salida del pueblo cuando llegue al lugar, como era de esperarse medio pueblo estaba ahí al margen de lo que pasaba, como pude pase entre la gente y llegue algo abatido hasta el límite de la propiedad, no había terminado de salir del tumulto cuando el capitán me llamo desde la puerta.

-Muchacho, ¿donde se había metido?, necesito que vengas a ver esto

-No quiero que nadie, absolutamente nadie me pase de esa cerca -le decía a un joven policía parado en el portón.

-Esto está de locos, nunca había visto que algo alborotara tanto al pueblo, y no es para menos muchacho, esto no se ve todos los días-decía agitadamente el capitán mientras subía conmigo los escalones. Al llegar a la puerta y antes de entrar el capitán me sostuvo el brazo, -Yo ya no entro mas ahí hijo, si el diablo no hizo esto no se que pudo ser, y en realidad no sé si quiero saber, tal vez Ramón era un viejo amargado y altanero, pero ningún humano merece morir así, ni el peor criminal del mundo-termino de hablar con la voz temerosa y los ojos llorosos, inmediatamente abrí la puerta lentamente, el olor era sin duda conocido, era aire de ciudad, el olor exactamente era el mismo de donde yo había escapado, la casa hedía a sangre y putrefacción, con los ojos cerrados en la habitación pensé-Me vine de la maldita ciudad para olvidarte, para escaparme de ti, y donde sea que me escondo tu me encuentras, no hay escape a tu maldita naturaleza-, abrí los ojos de repente, lo que vi esa mañana no se ve en cualquier lugar, el infierno había tomado forma de habitación, era un escenario Dantesco, de pie en medio del cuarto apenas reconocible me fue imposible pensar que el Diablo no era el autor de tal atrocidad.


continuara.....